Consúltalo con la almohada.

Hace un par de semanas empecé un curso titulado “Aprender cómo aprender”.

Aunque lo lógico hubiera sido tener este curso disponible hace 16 años, el destino ha querido que aprenda a aprender ahora… nunca es tarde si la dicha es buena.

Aunque en el curso se abordan multitud de aspectos, a cada cual más interesante, voy a resaltar aquí lo referente a cómo funciona el cerebro a la hora de resolver problemas.

La resolución de problemas es un tema sobre el que damos formación en Klap, en nuestro caso aplicando el pensamiento creativo. Nos apoyamos en el método que desarrolló en los años cincuenta Alex Osborn, y que desde entonces ha sido utilizado por grandes compañías en todo el mundo para resolver retos.

Pues bien, en “Aprender cómo aprender”, el Dr. Terrence Sejnowski, del Salk Institute for Biological Studies, explica que el cerebro funciona en dos modos de pensamiento: enfocado y difuso.

El modo enfocado se pone a trabajar mientras estamos concentrados en algo, y según parece, echa mano de los patrones mentales que todos tenemos fruto de lo aprendido y experimentado durante años.

Esta función “modo enfocado” está muy bien porque agiliza el papeleo, funciona rápido y es eficiente.

Sólo tiene un problema; si la tarea que tenemos que desarrollar es nueva para nosotros, o si nos enfrentamos a un problema no resuelto hasta ahora, el “modo enfocado” empieza a sacar patrones mentales, se da cuenta que no funciona ninguno, se ofusca, y acaba entrando en bucle.

Aquí entra en juego el “modo difuso”.

Algo tiene la palabra “difuso”, que por un lado es como atrayente y misteriosa, y por otra da un poquito de miedo… Es leer “difuso” y sin querer estar pensando: déjate, déjate de difusos… Uno experimenta la misma sensación que cuando oye a su pareja que le dice: “Hoy vamos a pedir algo nuevo del chino.” Por un lado, no quieres parecer soso, pero por otro estás pensando: “¡si yo soy muy feliz con mi rollito de primavera y mis tallarines con gambas…!”

Sin embargo, gran parte de las cosas que merecen la pena están detrás de la palabra “difuso”: un sitio nuevo, una gran idea, una startup, un cambio de carrera, un arroz en flor de loto que no habías comido nunca…

Entrar en el modo difuso del cerebro es abrir la puerta a lo desconocido. Y es la única manera de resolver problemas a los que nunca antes te habías enfrentado.

Y resulta, que los de Salk Institute, han descubierto que si estás en “modo enfocado” no puedes estar en “modo difuso” al mismo tiempo. De modo que, ¿cómo entramos en “modo difuso”?

Muy sencillo, desconectando.

Cambiando de actividad.

Dejar de pensar en el problema que estás intentando resolver, ayuda a resolverlo.

Me parece una gran noticia. Porque en realidad es una contradicción, ¿no?

Imaginemos que todo funcionase así: Dejar de hacer dieta ayuda a hacer dieta. Dejar de trabajar ayuda a trabajar. Dejar de fumar ayuda a fumar… (bueno, quizá no todo funcionaría así…)

El Dr. Sejnowski asegura que el cerebro que está en “modo difuso”, se pone a trabajar conduciendo el pensamiento por caminos nunca antes recorridos, por ideas nunca antes descubiertas, por imágenes mentales nunca vistas… Y llega a la solución de problemas nunca antes resueltos.

De modo que, cuando estés ante un problema nuevo, lo mejor es que trabajes cierto tiempo “enfocado”, dándole vueltas, intentando comprender… Y después desconecta; sal a dar un paseo, o tómate un cafecito en una terraza, o haz un poco de ejercicio, o ten una conversación sobre la migración de la mariposa monarca (a no ser que seas biólogo y estés intentando entender por qué migran, en cuyo caso será mejor hablar de otra cosa…).

Y sobretodo, lo mejor, el método más efectivo y más poderoso, el que tu madre te ha repetido un montón de veces cuando has tenido un problema, y que los científicos del Salk Institute han demostrado empíricamente…. Consultar tu problema con la almohada es un buen método para resolverlo. En mi caso puedo decir que funciona, y no es sólo que me despierte con la mente más despejada… a mí me ha ocurrido que, mientras dormía he visto, literalmente, el diseño de un producto en el que estaba trabajando… ¿A alguien más le ha pasado algo así?

Dicho y hecho, yo ya estoy trayendo un par de almohadas a la oficina, así os lo digo.