CONSÚLTALO CON LA ALMOHADA… Y SI NO PUEDES, SIGUE LEYENDO… Parte II

En la primera parte de este post, comentaba el trabajo que el equipo del Salk Institute for Biological Studies ha hecho en torno al funcionamiento del cerebro a la hora de resolver problemas.

Han demostrado que, para enfrentarnos a un problema que resulta nuevo para nosotros, es necesario que el cerebro salga de los patrones habituales de pensamiento que cada uno tenemos. Para que esto ocurra nuestro cerebro ha de utilizar el modo de pensamiento difuso, y para ello es necesario desconectar de algún modo del problema. Esto propicia nuevas conexiones neuronales, nuevos caminos que ayudan a barajar alternativas que no hemos valorado antes.

 

Pero, ¿qué pasa cuando necesitamos forzar al cerebro para romper con los patrones neuronales de los que siempre echa mano?

 

Existen técnicas para empujarnos a encontrar alternativas, nuevas ideas que surgen de una combinación insólita de variables. Algunas de estas técnicas las enseñamos en la formación “enciende tu creatividad” y están pensadas precisamente para eso, para ayudar a nuestro cerebro a funcionar de manera creativa.

 

Os señalo aquí, algunos ejemplos de las técnicas más utilizadas para encender la creatividad:

SCAMPER (link https://es.wikipedia.org/wiki/Scamper)

Random Input (Analogía obligatoria) http://www.sociology.org.uk/as4i3ri.pdf

el Antiproblema http://www.washington.edu/research/rapid/resources/toolsTemplates/reverse_brainstorming.pdf

Matriz de atributos http://www.creativeadvantage.com/matrix_analysis.html,

 

Éstas son sólo algunas técnicas, en Internet podrás encontrar decenas de ellas.

El hecho de utilizar algunas de estas técnicas de forma asidua facilita el desarrollo de esa habilidad que todos tenemos, pero que en muchos casos se encuentra en estado de hibernación; la creatividad.

Algunas veces me han preguntado en los talleres si nosotros en el estudio utilizamos estas herramientas -u otras- en el desarrollo de los proyectos. La respuesta es sí, y no. (Es curioso observar la cara que ponemos los humanos, sobre todo los humanos ingenieros ante esta respuesta…) De algún modo, las personas que trabajamos en entornos creativos utilizamos estos mecanismos de manera inconsciente. Digamos que nuestro cerebro ya usa estas técnicas automáticamente. Eso no significa que siempre tengamos una solución rápida y novedosa a cada problema. (Ya lo comenté en el post “Fast food vs. slow ideas.”) Creo que eso sólo les pasa a unos pocos elegidos. Así que, efectivamente, a veces utilizamos algunas técnicas. Cada uno tiene sus predilectas, y se trabajan tanto de forma individual como en equipo (siempre que podemos).

 

Y de hecho, ésta es sin duda la técnica más eficaz para despertar la creatividad: pensar en equipo.

Porque al igual que cuatro ojos ven más que dos, cuatro cerebros piensan más que uno. No hay nada más inspirador que otra persona a tu lado que está lanzando ideas continuamente. Esto siempre funciona. Nunca he asistido a una sesión de creatividad grupal en que no hayan surgido buenas ideas por contagio.

 

Eso sí, hay algunas cosas que debes evitar:

_ el síndrome Gollum: cuando te crees que tu idea es tu tesoro y no la compartirías ni por todo el oro del mundo.

_ el síndrome Smithers: cuando sólo dices lo que crees que le va a gustar a tu jefe. Existe una variante aún más triste que es la de repetir lo que ha dicho tu jefe pero un poco más tarde para que no se note.

_ el síndrome Ninja: cuando te echas hacia atrás, no dices palabra, y ni pestañeas con la esperanza de que nadie se percate que estás allí.

_ el síndrome Tristeza: cuando tu cerebro te habla: “vaya idea más patética que se te ha ocurrido”, “eres menos original que un disco de Camela”, “debí aceptar el puesto de sexador de pollos”…

_ el síndrome de “El Creador”: cuando no escuchas a nadie excepto a ti mismo cuando verbalizas tus ideas al mismo tiempo que te maravillas de lo ingeniosísimas que son.

Y el peor, el síndrome que has de evitar a toda costa por contravenir el pilar fundamental del pensamiento divergente:

_ el síndrome Trol: cuando te dedicas a poner pegas a todo lo que se dice, cortando la dinámica y creando mal ambiente.

 

Si evitas que estos síndromes se apoderen de ti seguro que la sesión de creatividad grupal es provechosa y termináis con un montón de ideas válidas. Ya veremos que algunas serán mejor que otras… Pero eso es otra historia.